N. del A.: Contiene chilenismos. Si no entiende alguno, pregunte en los comentarios.
Esta es la verdadera historia del Dios Choripán, contada por su originador (ya recordarás el libro Small Gods de Pratchett en que las creencias dan vida a los dioses):
Corría el año 2009, cuando en los últimos días de Agosto me desvincularon de la empresa donde trabajaba. Además del finiquito, el despido incluía una consultoría de outplacement con la empresa DBM.
Asistí a algunas sesiones en DBM, donde revisamos lo básico como dejar el CV en dos páginas, preparar un discurso de venta de 30 segundos y cosas así. Revisaba semanalmente Artes y Letras y un par de sitios de empleos, pero la época no era la mejor para encontrar pega (Noviembre, Diciembre, y así hasta Marzo).
Convencido de que necesitaba poner a trabajar para mí la energía mental de los demás (a lo Genkidama o acto psicomágico jodoroskiano, el que le caiga menos mal), el día 24 de Diciembre del 2009 ofrecí públicamente en twitter y en facebook lo siguiente:
“#cuandoencuentrepega haré una gran fiesta del choripán a la que estarán todos invitados. así que, a buscar pega.”
Esa fue una promesa hecha a conciencia y con la intención real y veraz de cumplirla. Y esperaba que de esa forma no les fuese indiferente el que yo encontrase pega o no.
El día Viernes 29 de Enero ya tenía trabajo, el que partía el Lunes 1 de Febrero, por lo que ese mismo domingo anuncié (nuevamente en twitter y facebook):
“La celebración choripanística por haber encontrado trabajo será el Viernes 12 de Febrero. Si quiere participar envíeme un mensaje”.
Al día 4 de Febrero habían confirmado solo 5 personas.
El 10 de Febrero volví a publicar:
“La choripanada por haber encontrado trabajo será el Viernes 12 de Febrero. Si quiere participar envíeme un mensaje. Último aviso!”.
Más tarde, el mismo 10:
“Oficialmente se da por cerrada la inscripción para la choripanada en que celebro tener pega. En la noche les mando correo a los inscritos!”.
Si junto los contactos de twitter y facebook de esa fecha, sumaban 594. Solo se inscribieron 8 (menos del 2%).
El día 12, antes del evento publiqué: “Tranquilos todos, que ningún temblor impedirá que se realice la celebración choripanística. Ni maremoto, ni lluvia de meteoritos”. Fui un visionario.
La choripanada se realizó en forma exitosa y los asistentes comieron choripán hasta que se hartaron.
De ahí en adelante, y en vista del éxito obtenido, un grupo cercano de amigos empezó a realizar ofrecimientos similares y con similares resultados. Una cosa llevó a la otra y sin darnos cuenta cómo, se transformó en “el sacrificio al Dios Choripán que me ayudó a encontrar pega”.